miércoles, 16 de septiembre de 2009

La Madonna del Soccorso: manifestaciones artísticas en torno a una leyenda medieval


El origen de la devoción a la Virgen del Socorro nació a principios del siglo XIV en Sicilia, concretamente en la ciudad de Palermo. En 1306, el prior del convento agustino de aquella ciudad, Fray Nicola Bruno, se encontraba enfermo sufriendo altas fiebres y dolores. En medio de su agonía y buscando la curación, implora la intercesión de la Virgen, que se le aparece devolviendole la salud. Será Ella quien le dirá: “Quiero que se me invoque con el título del Socorro”. A partir de ese momento Nicola Bruno dedicó todos sus esfuerzos a propagar esta devoción, que la orden de San Agustín adoptó como propia.

La iconografía que con mas frecuencia encontramos asociada a la advocación del Socorro, es la que nos muestra a la Virgen protegiendo a un niño bajo su manto mientras empuña un cetro con la intención de espantar al diablo. Esta forma de representación esta basada en una leyenda de origen medieval difundida de forma oral por las órdenes mendicantes, especialmente franciscanos, que hacía referencia a un milagro de la Virgen.
Una madre cansada de la vivacidad de su hijo y del alboroto que éste causaba, un día le espetó: “! Que el diablo te lleve ¡”. En ese momento apareció de la nada el demonio que obedeciendo las palabras de la madre trataba de coger al niño para llevárselo. Arrepentida de lo que había hecho y viendo el peligro que corría su hijo, la madre acudió desesperada a la intercesión de la Virgen que al punto apareció empuñando en su mano un cetro. El niño acudió a refugiarse bajo el manto de la Virgen, mientras la Madre de Dios espantaba al diablo con la vara que sostenía en sus manos.

Esta leyenda fue recogida por varios autores entre los que se cuentan a Jacobo de la Voragine y su Leyenda Dorada, el dominico Vincent de Beauvais y su Speculum Majus o los Milagros de Gautier de Coincy. La aparición de la imprenta en el siglo XV, favoreció la difusión de estos escritos entre el público, hecho que facilitó una producción artística en torno a este tema.
La representación de este asunto alcanzó su cima en Italia entre los años 1480 y 1540 especialmente en las regiones de la Umbria y las Marcas donde se estableció una tradición pictórica en torno a esta iconografía. Un ejemplo es la imagen de la parte superior realizada por Ansano di Michele Ciampinti y perteneciente al Museo Amadeo Lia de La Spezia (Italia).

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