jueves, 8 de abril de 2010

miércoles, 10 de marzo de 2010

Emilio Varela: El imposible olvido


Desde el 1 de Marzo hasta el 15 de Mayo y bajo el título “Emilio Varela, pintor universal” podrá contemplarse en la Lonja de Alicante, una exposición sobre la obra de uno de los mejores pintores que ha dado esta ciudad. La muestra, que pretende ser una revisión definitiva de su producción artística, reúne un total de 238 obras, la mayoría de ellas pertenecientes a colecciones particulares y por lo tanto desconocidas para el gran público.

Varela nace en Alicante el 6 de Noviembre de 1887. Sus inquietudes artísticas pronto se pusieron de manifiesto, ya que con tan solo doce años inicia sus estudios en la academia del pintor alcoyano Lorenzo Casanova, aunque quien marcará su formación en su etapa alicantina será el también alcoyano Lorenzo Pericás.

En 1904 amplía sus horizontes y viaja a Madrid, al taller de Joaquín Sorolla, quien le abrirás las puertas del impresionismo. De él absorberá una pasión por la luz y el color que serán determinantes en su producción artística posterior. Madrid le aportará el conocimiento directo de los grandes maestros de la pintura y su primer triunfo artístico, una mención honorífica por su cuadro “Gitanas” en la Exposición General de Bellas Artes de 1906.




En 1907 retorna a Alicante y prácticamente no la abandonará salvo para hacer viajes puntuales a París en 1928 y a Madrid en 1935 para ver una exposición de Picasso. La enfermiza timidez de Varela fue la causa de esta permanencia en su tierra.

A pesar de su carácter retraído y de ser un hombre parco en palabras, Varela no permanece mudo, sino que utiliza su obra para hablar a través de ella. Su genio artístico supera sus propias limitaciones humanas y sale con fuerza en cada una de las pinceladas que da.

Sus grandes temas serán las vistas de nuestra huerta, de la Condomina, de la ciudad y su barrio de Santa Cruz, de la sierra de Aitana y el Valle de Guadalest que junto a sus bodegones y retratos formarán parte de su corpus artístico.

La inocencia de su carácter no se corresponde con la fuerza de su paleta de colores, con el atrevimiento de una gama cromática que lleva a cada uno de sus lienzos a través de grandes superficies inundadas de luz.






Inclasificable dentro de un estilo concreto, el crítico de arte Manuel Sánchez Camargo acuñó un término artístico para englobar su obra, el “varelismo”. Dependiendo de la etapa veremos obras próximas al impresionismo, al puntillismo, al cubismo, al fauve y al expresionismo, siempre desde la óptica personal de Emilio Varela.

Alicante nunca ha sido generosa con sus artistas. Tras su muerte en 1951 Varela es relegado, visto como un pintor interesante solo dentro del ámbito local y con poca trascendencia exterior. Apenas una monografía y un par de exposiciones recordando su obra se suceden tras su desaparición. Ha llegado el momento de poner en valor su vida y su obra no solo en el ámbito local sino también a nivel nacional. Es el tiempo de Emilio Varela y también nuestra oportunidad de redescubrirlo con ojos nuevos.






jueves, 24 de diciembre de 2009

Liberale di Verona: Virgen con el Niño
De todo corazón...Feliz Navidad a Todos!!

lunes, 21 de diciembre de 2009

Edvard Munch: Nacido bajo el signo de Saturno


Siempre se ha considerado que los artistas son poseedores de una personalidad única, que los hace diferentes al resto de los mortales. Marcados por su genio artístico y una percepción diferente de la realidad, no pueden abstraerse de los impulsos de su fuerza creadora.
Esta idea ha permanecido en el subconsciente colectivo, como si fuera una verdad mas, asociada al mundo del arte.
Rudolf y Margot Wittkower, hicieron hincapié en esta idea en su libro "Nacidos bajo el signo de Saturno". En él hacían un recorrido por la vida de los artistas desde la antigüedad hasta la revolución francesa, incidiendo en la creencia popular, de que estos nacían bajo la influencia de Saturno, lo que hacía que tuvieran un caracter taciturno y melancólico.
Tal vez, Edvard Munch sea un ejemplo paradigmático de esto. La oscuridad de su obra está en perfecta consonancia, con sus propias experiencias personales.
Munch nace en Noruega en 1863. De forma temprana pierde a su madre y a una de sus hermanas a causa de la tuberculosis. Bajo la tutela de su padre, un paranoico religioso como lo definió el propio Munch, inicia sus estudios de ingeniería que abandona para formarse como pintor. Su viaje a París y el conocimiento de los pintores simbolistas serán determinantes para el desarrollo posterior de su obra.
La familiaridad de Munch con el sufrimiento y la angustia, hará que su obra sea un reflejo del lado mas oscuro del alma humana. "Ansiedad", "Melancolía" o "Desesperación" serán algunos de los títulos de sus obras.
Con un estilo muy personal y una utilización simbólica del color, Munch buceará en los sentimientos del hombre, en su angustia vital, en un lado oscuro que es indisociable de la esencia humana. El propio Munch sufrió un trastorno bipolar, al que atribuía su genio artístico.


Sin duda, cuando pensamos en este pintor, lo asociamos mentalmente a un cuadro que se ha convertido en un icono de la historia del arte; "El grito". Se ha querido ver en esta obra una representación de la ansiedad del hombre moderno. Pintado en 1893, es sin duda una representación de la tensión y el sufrimiento que las dos guerras mundiales traerían al ser humano.
La escena se desarrolla sobre un puente. El punto de vista está tomado desde arriba. En primer plano un personaje, lívido, blanco, como si de una calavera se tratara. Sostiene con sus manos su cabeza, mientras desencajado lanza un grito que hace vibrar el paisaje que se encuentra a su alrededor. Todo se ve afectado por el grito desesperado del hombre, mientras sobre el puente dos sombras parecen acercarse a lo lejos.



Munch volverá a representar el mismo escenario en dos de sus obras, "Desesperación y "Ansiedad". En ambas, el puente, el cielo del ocaso teñido en sangre y el lago seguirán siendo testigos mudos de la escena representada. En el primero de ellos la figura se humaniza ensimismada en sus propios pensamientos. Las figuras del fondo no se acercan sino que por el contrario se alejan. La soledad es total. El hombre solo junto a un paisaje que es reflejo de su angustia.
Por el contrario Ansiedad nos muestra a un grupo que se acerca al espectador. Sus rostros bien parecen máscaras, que despersonalizan a cada uno de los representados. Todo en el ambiente está cargado. Hay una atmósfera opresora que avanza al ritmo de la comitiva que como penitentes se van acercando hasta casi salir del cuadro.
La enfermedad de Munch se agraba al final de sus días. Queda ciego de un ojo, sufre agorafobia, alucinaciones y una especie de manía persecutoria. Muere en 1944, como un artista consagrado, donando la totalidad de su obra a la ciudad de Oslo. Un gesto magnánimo de quien comprendió lo oscuro del alma humana, tal vez porque nació bajo el signo de Saturno.